Mi hermana, la menor, aprobó su examen profesional. Es la primera en la familia que decide y logra titularse. Mis padres, dijeron que sería un buen ejemplo, refiriéndose a mí. Yo, acorralado, respondí que, como dice la Biblia, “los últimos serán los primeros”, porque ella es la menor de tres. ¿Qué más podía decir?
Debí decir que me siento orgulloso porque ella consiguiera lo que sus hermanos mayores no. Pero la educación sentimental en mi familia ha quedado suscrita a mi mamá, la cual no pudo hacer mucho con los ejemplos de parquedad de mi padre (que dice "te quiero" de una forma muy honesta y fiel), de los cuales aprendí mucho.
Ahora, me cuesta mucho expresar las alegrías. Por ejemplo, cuando le di el abrazo a mi hermana por la aprobación de su examen, tuve ganas de cargarla (aunque eso pudiera hacer resucitar mi hernia inguinal), de bailar sin música, con ella. Sólo me limité a decir “felicidades” en su oído.
Quizás aprendí a expresarme con las letras desde la cobarde distancia que da la escritura. Si a caso leyera esto, sepa que estoy muy contento de los alcances que tuvo su perseverancia, que aprendió de sus dos hermanos mayores lo mejor: el orgullo y la disciplina.
¿Justificación? Puede ser. Este texto sirva para hacer patente (que conste!!) que lo que mi hermana ha alcanzado es lo que nadie, con los dos apellidos que llevamos, ha hecho jamás.
Escribiendo sobre esto, es inevitable que vengan a mí recuerdos de antaño, como cuando ella ponía una y otra vez ad libitum Esta Navidad (con Falns, Yuri, Mijares y cuantos cantantes de moda en ese tiempo de Televisa), cuando quería defenderme de amenazas de condiscípulos o albercas asesinas, cuando me decía perro (como si eso fuera la peor ofensa).
Ayer o antier fui a felicitarla y a comer en casa de mis padre (los viejos, como mi padre dice). La vi hablando, a mi hermana, yo no traía lentes, lo que produjo que la viera un poco borrosa. Entonces me di cuenta de la mujer que ahora es, una mujer con gustos (la música banda), manías (soltarse el pelo), y ademanes (iguales a los de mi madre, en eso tiene razón mi padre) que corresponden a una mujer a la que perdí de vista hace unos años y que ese día volví a encontrar, nueva, distinta, grandiosa.
Ahora les dejo un video que, seguro, a ella le va a gustar. Por un lado la versión de Banda Limón de una canción de Caifanes; por otro, la canción de navidad que tanto sonaba en pleno verano mi casa infantil.
Engie (tiene nombre raro igual que yo), estoy orgullo de ti, hermanita.
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