Realidoflexia: Acción de modificar la realidad a través de dobleces, flexiones y torciones para conseguir lo irreal.
9 feb 2011
Eugenio Toussaint tocó en la Obrera
Una vez, hace como cuatro años, Eugenio Toussaint tocó frente a mi casa, en la colonia Obrera (Lady workers, para los cuates), en un lugar llamado el 7mo. piso. Se trató de la apertura de un bar de jazz. Fue una de esas cosas raras que pasan en la vida de un barrio.
Pablo Reyes (guitarrista de jazz) tuvo la loca idea de instalar un bar de jazz en el lobby de un campo de mini-golf en la azotea de un edificio de fábricas. Se le ocurrió, además, que para atraer al público, lo mejor sería tener como padrino a una estrella del género: Eugenio Toussaint.
Durante su presentación, Toussaint pasó sus dedos por las teclas de un piano eléctrico. Por su puesto, la poca audiencia se mostró complacida con la actuación del músico. Éste permaneció poco tiempo después de terminar y se marchó, no sin antes celebrar la iniciativa de abrir un nuevo espacio para el jazz. Él sabía, pero no lo dijo, que sería difícil. Muchos de los que asistimos esa noche presentíamos que este bar sería uno de esos buenos sueños que duran apenas un parpadeo. Así fue, un mes después, aproximadamente, las guitarras, los teclados, las voces, los bajos sincopados, dejaron de sonar frente a mi casa.
Lo más importante de la anécdota no es que el jazz sonó en la Obrera, que ya es surrealista en sí. Lo trascendente es el espíritu colaborador de Eugenio. Convocado por un joven músico entusiasta a tocar en un lugar sin la menor repercusión pública en el ambiente jazzístico, ni de ningún otro, él asistió con la misma diligencia que mostró para interpretar en la sala Nezahualcóyotl. Seguramente fue, además de la insistencia de Guillermo, por su compromiso de difusión, su gusto de compartir la música, el contacto con nuevas generaciones de oyentes.
Quede esta mini-crónica para recordar a uno de los mejores pianistas, compositores y directores que ha dado este país y que hoy está ausente, pero no su música, sus sacos coloridos, su humildad en el escenario y fuera de él, su creatividad, su genio.
Me quedo escuchando sus "3 suites" y leyendo "Eugenio Toussaint - Las tangentes, el jazz y la academia", de mi amigo Antonio Malacara
Hasta siempre Eugenio Toussaint.
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